Originalmente publicado en Computer Weekly.
IBM anunció la adquisición de una empresa de automatización robótica de procesos de Brasil se hizo justo unos meses después de que Microsoft adquiriera un proveedor griego de RPA y un tiempo después de que SAP adquiriese una compañía francesa de RPA. Si aún no ha detectado el patrón, ya lo hará.
Todos los proveedores de plataformas deberán ofrecer automatización lista para usar junto con sus ofertas centrales, por el simple motivo de que la clase de producto ofrece un ROI más alto que cualquier tecnología para empresas que jamás se haya creado. Pero no soy yo quien lo afirma, es la London School of Economics y el MIT.
Se dice que la revolución robótica en la manufactura aumentó la productividad cerca de 50 veces en el siglo XX; es decir, para el año 2000, una persona en manufactura realizaba el trabajo de 50.
¿Se imagina si tuviera que emplear a 50 personas por cada una de las personas que actualmente emplea? ¿En qué cambiaría eso su mundo? ¿De qué manera piensa diferente acerca de lo que hace? ¿Podría incluso imaginar asignar esa cantidad de trabajo?
Una nueva forma de trabajar
Ya se encuentra en marcha esa misma revolución de la automatización en trabajos administrativos y en la industria de los servicios. Tendrá el mismo impacto que la invención del Internet; si no es capaz de ver eso, ya está desactualizado. Esto cambiará todos los aspectos de la forma en que se realiza el trabajo en la industria de los servicios, los tipos de servicios que se ofrecen y la forma en que se emplea la tecnología. Es probable que la vida laboral cambie más en los próximos 10 años que lo que ha cambiado en los últimos 100. ¿Cómo se percibe esto?
El cliché sería que se borren todos los trabajos y no quede nada que los humanos puedan hacer; en otras palabras, Apocalipsis Now (y luego el Brexit).
Sin embargo, no sucederá de esa manera. Para aquellas empresas que hayan asumido el compromiso estratégico con la plataforma de automatización de clase empresarial de Blue Prism, se ve un patrón similar al que ocurrió con la manufactura: expansión de servicios, tasas más altas de calidad de servicio, mayor flexibilidad en el trabajo (hacer frente sin esfuerzo al confinamiento por COVID-19 y al trabajo remoto) y, más que nada, velocidad y ampliación...
La llegada de los colaboradores digitales
Nuestro colaborador digital de Blue Prism es un software que intenta parecerse lo más posible a un trabajador humano. En otras palabras, es un robot de software: una unidad autónoma de procesamiento. No es un script ni un bot; de hecho, el colaborador digital opera múltiples scripts o bots que reúnen este tipo de capacidades a gran escala para automatizar todos los procesos de negocios (que pueden incluir o no tareas rutinarias mundanas y, del mismo modo, puede incluir diagnósticos sofisticados con los que los humanos tienen dificultades, como detectar el lavado de dinero, KYC [conozca a su cliente], o los primeros síntomas de la diabetes en un análisis de retina).
Como sucede con los trabajadores humanos, la versión de Blue Prism de este concepto recibe entrenamiento de un usuario de la empresa de modo que el colaborador digital puede hacer uso de todas las herramientas y la tecnología de terceros que necesite.
Las personas se preguntan si estos son sistemas inteligentes o IA. Claro que lo son, y de una manera muy directa. Tal como lo hace un humano, esta tecnología apunta a la versatilidad en su esencia, y, para su diseño, es fundamental acceder a todas las tecnologías a medida que se vuelven disponibles. Por elección, necesidad o gusto, el colaborador digital emplea cualquier algoritmo novedoso, rutinario o clásico de aprendizaje automático o IA como lo requiera la tarea que debe realizar. El punto es que todas estas tecnologías pueden unirse (sin código) según para lo que estén siendo entrenadas.
Una singularidad digital
En el corazón de esta revolución de la automatización se encuentra el hecho de que se puede hacer que todos los sistemas se integren mediante los colaboradores digitales, lo que significa que los sistemas antiguos, desde el nacimiento de la computación hasta las más recientes tecnologías, ahora están al alcance. Esto impone una realidad que supera a la herencia; todo lo que existe es parte de la herencia o, en nuestros propios términos, es un componente o herramienta que debe utilizarse.
Así, se ofrece una forma de singularidad digital como reflejo de la singularidad tecnológica (el punto en el cual los humanos pueden hacer que una máquina sea tan inteligente como un ser humano). La singularidad digital se refiere al punto en el que toda la tecnología se puede combinar, como a través de un prisma (por así decirlo).
Si todo el software se vuelve interoperable, piense en cómo cambiaría el paisaje de I+D, en cómo las empresas comenzarán a usar la tecnología y el ritmo de cambio implícito que estamos por alcanzar. La aceleración será rápida y psicoactiva, e impulsará a los ganadores a la fama y la fortuna; en muchos casos serán empresas de las que nunca ha oído hablar, porque todo el perfil de consumo se está flexibilizando y reordenando.
Si observa las empresas de servicios de tecnología (como IBM), verá que son similares a una forma gigante de middleware humano o mechanical Turk. Es como una litera digital, una empresa tirada por humanos a medida que avanza lento hacia su progreso; esto ocurre en la era de los vehículos autónomos. Estas serán las áreas que cambiarán con mayor velocidad, como ha mencionado IBM. Las grandes empresas de servicios impulsadas por humanos, pese a que acaban de ser inventadas, ya son anticuadas en este nuevo contexto. Deberán dar un giro, como lo tendrán que hacer los principales proveedores de servicios, y esta nueva revolución los hará mejores. Es probable que la COVID-19 y la crisis económica actual aceleren todos estos cambios.
Ya mismo les aseguro que cualquier proceso de negocio digno del nombre (es decir, que usted quiere que sea repetible y predecible) puede automatizarse. Entonces, póngase el cinturón de seguridad.